Nothing to do here { Anabelle

Era un día extraño en la Academia. Por alguna razón, estaban todos muy inquietos e iban y venían rápidamente de aquí para allá sin parar por un momento. Esos movimientos ya me estaban cansando, así que decidí alejarme del grupo. Sí, es algo extraño y más viniendo de mi parte, pero ya no los podía soportar un segundo más. Los dejé a todos solos por allí en la otra punta de la Academia, y yo me fui por mi parte a la mitad de un corredor a media oscuridad, lejos de ellos. Como toda persona, yo necesitaba mi tiempo a solas para pensar.
Caminaba a paso lento a través de los corredores, pasando por los casilleros y las aulas vacías, conforme el pasillo por el que yo andaba se iba terminando, y por eso, oscureciendo. Cuando terminó la fila de casilleros, descolgué mi mochila de mi hombro y la lancé contra la pared con fuerza, sin importarme lo que haya adentro. Coloqué mis manos en los bolsillos de mis jeans y me dirigí hacia la pared, donde me recargué y terminé resbalando hasta caer sentado en el piso. Cerré los ojos y suspiré, tirando mi cabeza hacia atrás, intentando olvidar el por qué debía estudiar tanto. Era muy tedioso para mí, no me gustaba estudiar para nada. Y encima ahora para colmo tenía una tutora... nada fea a decir verdad. Sacudí la cabeza negando, intentando alejar ese pensamiento de mí.
- Por dios Marko ¿qué dices? - Me pregunté a mi mismo en voz baja, frunciendo el ceño. No podía permitirme andar con esa, se creía demasiado a comparación de lo que era. Bufé y volví a tirar mi cabeza hacia atrás con los ojos cerrados sin dejar de fruncir el ceño, intentando pensar en cualquier otra cosa que no sea ella. Desafortunadamente, no pude.

Patee el cesto de basura que estaba junto a la banca.
- Maldita embustera... - apreté los puños con fuerza por un instante, luego afloje toda la tensión y furia. ¿Qué pretendía?... inventar esas estupideces.
Era realmente odioso, yo estaba segura era envidia, ella nunca había superado que le ganara aquella batalla en la clase de defensa personal y ahora andaba desparramando por media aldea que yo estaba saliendo con el profesor de defensa... menuda mentira. Yo no era exactamente una chica querida por todos, y no la culpaba que me odie... pues solía tener mas enemigos que amigos, estos últimos en forma muy muy escasa. Aunque nunca me afecto ni me importo, yo sabia con quien juntarme y en quien confiar, los rumores y chismes nunca me afectaron... hasta ahora.
Pues yo sabia que había una gran probabilidad que este rumor se convirtiera en escándalo... algo tenia que hacer. Desde el jardín, pude escuchar la campana, cogí mi bolso y mis libros. Desde allí podía ver a todos corriendo en las galerías, chocándose entre ellos, agradecí estar lo bastante lejos.
Espere que todos ingresaran, pues no quería toparme con nadie, los había estado evitando casi todo el día por culpa de esa tipa... Subí hasta el segundo piso, estaba todo en silencio, cada uno en sus salones, los corredores estaban oscuros y tranquilos... a cualquier le hubiese dado miedo andar por allí, pero yo ya llevaba bastante tiempo allí y me había acostumbrado a ello. Al doblar en el corredor, vi que alguien estaba sentado en el suelo. Seguí caminando y al estar 2 metros de él, vi que era Marko.
Marko Kaligaris, uno de los tantos chicos que ayudaba en horas extras. No me pagaban, lo hacia por los puntos que me daban los profesores y ademas me servia para parecer mas "encantadora", aunque con él nunca me había funcionado. Era terco, egoísta, aunque su sonrisa era encantadora y sus ojos... ¡Pero era Markos!, camine hasta él con aires de superioridad.
- Si sigues salteandote las clases nunca aprobaras el año - dije con todo burlón.

Desde que había estado allí sentado con los ojos cerrados, había perdido la noción del tiempo. Podía decirse que hasta me había quedado algo dormido. Me sobresalté un poco al escuchar sonar el timbre, lo que hizo que abra mis ojos, volviéndome a topar con la oscuridad. Sonreí de lado al ver que no había nadie allí, y volví a cerrar los ojos. Pensaba saltearme la clase siguiente, y la otra, y la otra... Sólo quería relajarme, y no estudiar por tan sólo un día. Era lo único que pedía. En fin; se escuchaban los pasos de los alumnos ir y venir, pisadas por acá, pisadas por allá. Sólo me alegraba saber que estaban lejos. Todas, menos una. Oí cómo alguien se acercaba no tan rápido, parándose antes de llegar a mi. Era demasiado curioso a decir verdad, pero intenté no darle importancia. Oí una voz femenina que me hizo abrir los ojos. Pese a la oscuridad, la pude reconocer y muy bien: era mi queridísima tutora Anabella Willson. Pf, lo que me faltaba. Rodeé los ojos al escuchar cuando me dijo que si seguía salteándome las clases iba a repetir el año, con ese tono de superada que siempre tenía.
- Tú sólo limítate a enseñarme lo que necesito; si me salto o no las clases es mi problema. - Respondí con su mismo tono de voz. Ahora sabía que iba a comenzar una de nuestras típicas discusiones, así que me preparé. Me levanté del suelo ayudándome con una sola mano, y tiré mis brazos hacia atrás para despavilarme. Ahora sí que no iba a poder volver a dormirme. - ¿Y tú qué haces por aquí? La próxima clase comienza pronto. - Le conté, mirando mi reloj de pulsera. Por lo general era amable con las personas, divertido y gracioso. ¿Pero con ella? No, ni en sueños. Con ella no podía serlo. La miré a los ojos, y mi mirada por alguna razón se desvió hacia sus labios. Enfócate, Marko. Para disimular un poco, bajé mi mirada por completo, miré mis zapatos, y volví a subirla, ahora sí mirándola a los ojos.

Fruncí el ceño ante sus palabras. El siempre tan... tan... Realmente odiaba esto, nunca podíamos tener una charla común, y aunque yo intentara ser mas... "prudente" con mis palabras, el solo hecho de verlo me ponía los pelos de punta, era algo casi instintivo. Bien, para nuestra clase particular faltaban aproximadamente 2 días y 13 horas. En fin, faltaban algunas horas para comenzar nuestra semanal pelea. Pero hoy se había apresurado.
Trague saliva con dificultad, si había alguien me superada era este muchacho. Cruce los brazos frente el pecho, una señal que se aproximaba una dulce respuesta.
- Estaba inspeccionado - aja, menuda respuesta. Oh cierto, en ese momento recordé el por que andaba allí, con un paso lento y despreocupado.
El problema con aquella chica... acomode el bolso en mi hombro sintiéndome algo incomoda.
- En realidad no tenia muchas ganas de ir a clases - dije en un tono tranquilo. Hasta yo me había sorprendido de mi reacción, nunca me había mostrado tan serena frente a Kaligaris, el siempre solía sacar la peor parte de mi y muchas veces hasta la parte mas vulnerable... odiaba eso. Pase mi mano por mi cabello formando un rulito en las puntas, levante la vista y me tope con sus ojos por un instante, aveces creía que el podía ver a través de mi, y aunque este no era uno de sus dones... siempre fui agradecida que no fuera así. Pues seguramente el tomaría mis sentimientos ocultos hacia el como un modo de burlarse, y yo era bastante vulnerable en ese sentido - Espero que esto no afecte mucho mi historial académico - dije intentando cambiar los pensamientos.

Cuando yo le hablé de esa forma, por parte me sentí algo culpable. No me gustaba ser así con las personas, pero ella me hacía sacar lo peor de mí. Me sentí aún peor cuando la vi fruncir el ceño. Tranquilo Marko, no te dejes dominar, es tan sólo una chica que le gusta tratarte mal. Miré mi reloj. Exactamente, faltaban dos días y unas 13 horas para nuestra clase particular, pero esta vez me había adelantado un poco con las discusiones. Rodé los ojos y me crucé de brazos, recargándome en la pared y cruzando también las piernas. Tragó saliva y sonreí de lado, sabía que otra vez había salido victorioso, y la había superado en algo. Ella también se cruzó de brazos, y me respondió que sólo estaba inspeccionando.
- Claro, inspeccionando por una parte de la Academia donde no puedes llamar la atención. - Le dije con un tono sarcástico. - No te creo. - Finalicé. Era raro que ella esté precisamente en ése lugar oscuro, donde no podía llamar la atención de nadie ni ser admirada por nadie. Acomodó su bolso en su hombro, y la noté algo incómoda. Bueno, esto no era usual de mí, y menos con ella, pero cuando veía a alguien mal me sentía en la necesidad de saber qué le ocurría.
- ¿Estás bien? - Pregunté seco, intentando no mostrar ningún signo de verdadera preocupación. Lo cierto es que verla así no me había gustado, y no tenía idea de por qué me sentía así en ese momento. Sacudí levemente la cabeza y volví a mirarla. Luego dijo la "verdadera" razón por la que estaba allí: no tenía muchas ganas de ir a clase. Eso era menos creíble de su parte, pero decidí no seguir con nuestra discusión e intentar ser un poquito amable con ella de vez en cuando. La verdad es que me había sorprendido y bastante al decir aquello en un tono tranquilo, usualmente cuando comenzábamos, ella lo continuaba y no parábamos más; pero hoy estaba diferente. Pasó su mano por su cabello formando un rulo en las puntas, levantó su cabeza y se topó con mi mirada, al igual que yo con la de ella. Que ojos... Agradecería que alguna vez esa chica deje de aparecer en mis pensamientos; no era correspondido: ambos éramos de mundos diferentes. Y luego de un tiempo sin habla, logró decir algo.
- ¿Afectar tu historial académico? - Sonreí de lado, encantador por alguna razón. - Lo dudo, eres perfecta en los estudios. - Ok, ¿eso había salido de mi boca? Bueno, al menos no había dicho en voz alta nada de lo que pensaba anteriormente acerca de ella. - Digo... si me ayudas con las materias... y no creo que seas mala... - Ya, mejor me callo.