En el Templo de Hera-Libre-

Hay se encontraba aquella chica de cabellos castaños y ojos azules como el hielo, mirando aquellas grandes construciones de homenaje a los dioses. Zeus el edificio mas majestuoso, y mas grande como aquel dios que era el supremo el padre de todos los dioses. Lo miro observando como habian caido en crear cada una de las columnas nolas conicas si no las de la entrada con aquellas mujeres esculpidas, debian ser las mujeres mas bellas de la epoca en que se construyó, pero hay estaban aun despues de tanto tiempo con su rasgos y cada detalle de su rostro y incluso cada ondulacion de sus cabellos recogidos en un moño o sus tunicas.

La muchacha siguio el camino siguio recorriendo los templos hasta llegar a uno que miro con recelo, pensando tal vez en porque odiaba aquel templo y lo que significaba y porque despues de tantos años por primera vez guardaba aquel odio a aquel lugar a aquella diosa, que al fin y al cabo por mucho que deseara que no, era su madre, Hera.
No sabia perdonarla, no podia, o no queria.
La atormentaba el pensamiento de aquello, el no saber perdonar a aquella persona a diferencia de otras veces no deseaba venganza, si no como eliminarla de su vida, el querer no tener nada de ella, ni siquiera su poder y aquel privilegio de los semidioses.

La alegría del padre. Mamá decía que eso significaba Abigail, y que por ello llevaba ese nombre. No sabía el número de hijos e hijas que Poseidón había tenido desde el inicio de los tiempos, había mitos donde algunos de sus descendientes eran protagonistas pero me suponía que había muchos más que se perdieron en el anonimato. Me pregunté cómo podría ser yo la alegría de mi padre, si solo era una hija más de sus aventuras terrenales. Admiré su estatua de metros de altura, era un Dios de cuerpo poderoso con un tridente en mano. Recordaba el dibujo que mamá me había enseñado una vez en un libro de cuentos griegos. Era una carroza que salía de las olas del mar, con delfines y nereidas saltando a cada lado, y la figura del Dios del Mar sentado en ese trono, con una corona en frente y el mismo tridente.

- Ese es tu papá, Abbie- me había dicho.

A veces lo odiaba. Lo despreciaba por no ser un padre presente, por no haber elegido ser mi familia. ¿Pero por qué lo haría por mí? Si no lo había hecho por ningún otro. ¿Sería posible acaso que Poseidón guardara afecto por sus hijos, sin importar que fuéramos de distintas madres o que ni siquiera nos reconociéramos como hermanos entre sí? Y por eso, a veces, también lo quería. Visitaba su templo para sentarme a solas frente a su estatua, creyendo que él desde el Olimpo me observaría y algún día me diría lo mucho que valoraba mi fidelidad como hija. Soñaba.

Después de un rato descendí los peldaños de la escalera de entrada, recogiendo un mechón de cabello tras mi oreja con la mirada fija en cada paso. Al descender del último escalón, miré en rededor. No era la única hija que buscaba complacer a su padre; había otros con mis mismas ilusiones ingenuas. Caminando vi a una chica de ojos grises parada frente al templo de Hera. Guardé mis manos en los bolsillos traseros de mis jeans y me acerqué.

- No tengas miedo, dicen que es una diosa de gran temperamento pero su estatua no muerde.- dije de pie a su lado, mirándola de reojo.

Las palabras de una joven la hicieron dejar de mirar aquel templo y mirar a quien habia hablado. Era una joven de de ojos y cabellos oscuros y mas o menos de su edad. Miro de nuevo el templo y luego de nuevo a la joven.
`-Sinceramente no es miedo a la estatua, si no odio, rencor y el no poder perdonar lo que me chibe y me llena al ver la estatua.- Sonrio apenas a la chica, habiendole contado lo que en verdad sentia, lo que le embargaba en aquel momento y al ver aquello.
- temperamento... es enfadarse y eso.. Ella no, es vengativa y no perdona ni con el paso del tiempo olvida. Ni hace por olvidar siquiera.-suspiro bajando la cabeza , dio una patada alsuelo como distraida miro de nuevo aquello que lle atormentaba la cabeza y luego a la chica.- Me llamo Eladia, Y tu?.- Se presento con la idea de que eso quitara en parte de su mente lo de Hera.